En GSA recibimos y procesamos a diario hasta 10 toneladas de media de desechos procedentes de los hospitales y centros de salud 

Somos un servicio esencial y por eso hemos reforzado desde el inicio de la crisis del Covid-19 la recogida y tratamiento de los residuos biosanitarios procedentes de los hospitales y centros de salud. Nuestra planta ubicada en el complejo Montemarta Cónica, en término de Alcalá de Guadaíra, es una de las dos únicas en Andalucía preparadas para eliminar este tipo de desechos, que han aumentado considerablemente en los últimos seis meses. En toda España no llegan a la decena de centros de este tipo y de Sevilla recibe residuos de Andalucía y otras comunidades.

En estos momentos, recepcionamos para su procesamiento diariamente hasta 10 toneladas de este material, desechos derivados de la Covid-19. A la semana la cifra varía entre las 35 y las 50 toneladas de media y en los primeros momentos de la crisis sanitaria se llegamoa  a gestionar más de 150 toneladas.

En GSA trabajamos para clientes particulares, entre ellos, la empresa concesionaria de este servicio en Andalucía, a la que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) deriva estos residuos, Ferrovial, cuya planta está en Atarfe, en la provincia de Granada. Aunque nuestras instalaciones ya habían operado con este tipo de material, hacía unos tres años que no lo hacía por falta de negocio, pero fue a raíz del estado de alarma cuando recibimos la petición y en sólo una semana pusimos operativa nuestra maquinaria para procesar los restos biosanitarios y reforzar el sistema en la comunidad autónoma. Para ello hicimos, además, una inversión de más de un millón de euros, pues adquirimos también camiones y maquinaria para reforzar todas nuestras líneas de trabajo. A diario, gestionamos 1.600 toneladas de residuos generales y reciclaje, fundamentalmente vidrio, que se generan cada día en Sevilla capital y otros cuarenta municipios sevillanos.

El trabajo en la planta de GSA es continuo, 365 días al año las 24 horas del día, por ello agradeciemos el compromiso de nuestra plantilla de 100 trabajadores fijos también en estos momentos difíciles y que correspondimos en su día con un gesto: la creación de un alojamiento tipo hotel medicalizado para que los empleados no tuvieran que regresar a sus domicilios a diario y evitar el riesgo de contagio de sus familiares en el inicio de la pandemia. “Los protocolos Covid no son muy distintos de los que aplicamos de siempre en nuestra planta, sabemos trabajar con residuos peligrosos y complejos como los sanitarios y la adaptación fue rápida, estamos acostumbrados a trabajar con EPIs y protecciones”, explica el gerente da la empresa, que garantiza que se ha facilitado en todo momento los más estrictos controles sanitarios para asegurar la integridad física de los empleados durante la prestación de este servicio, incluyendo los equipos de protección y los test de detección del virus.

Como una gran olla exprés industrial

El autoclave donde se esterilizan los residuos.
El autoclave donde se esterilizan los residuos. / GSA

El proceso para eliminar estos residuos contaminados por el coronavirus se inicia cuando a la planta llegan los desechos. Normalmente se recogen en contenedores verdes que bien pueden reciclarse como parte del proceso o que incluyen en su interior una bolsa de una galga amplia, esto es, muy gruesa, y que se higienizan tras el transporte para su reutilización. Pero el volumen de residuos que comenzó a generarse al inicio de la pandemia permitió que se autorizara el transporte en cajas de cartón, donde llegan esas bolsas de alto gramaje con los restos dentro.

Una vez que éstas llegan se pesan y almacenan para llevarlas a la planta donde se introducen en un autoclave, un recipiente metálico de paredes gruesas con un cierre hermético que permite trabajar a alta presión para desinfectar los residuos. Según explica Pedro Caraballo, “el objetivo es lograr la inertización de los residuos que se tratan a dos atmósferas y media de presión y a 134 grados durante diez minutos y quedan inertes, como una piedra”. Un proceso similar al que se consigue con una olla exprés, para comprender de manera sencilla este tratamiento que, en total, supone una media de 45 minutos por ciclo. Después los restos biosanitarios se trituran y destruyen en un vertedero, como cualquier otra basura. Y ahí concluye el circuito, cuyo control es certificado por una Entidad Colaboradora de la Consejería de Medio Ambiente (ECCMA). Un servicio esencial más y poco visible que contribuye desde Sevilla a la gestión de la pandemia.

Fuente: Diario de Sevilla (María José Guzmán)

Etiquetas: , , , , , Last modified: 11 septiembre, 2020